Un jefe del Eln es el gran capo de la heroína en el país
Un jefe del Eln es el gran capo de la heroína en el país
Fuente: EL TIEMPO (Ver Noticia Original)
Frente Comuneros del Sur maneja ese negocio ilegal en Nariño y Cauca, departamentos con más amapola,
Rodrigo Yepes Mejía, un hombre que en el mundo del hampa se conoce con los alias de Gustavo o HH, es desde hace tres meses el objetivo de más alto valor para la Policía Antinarcóticos en Nariño, que es a su vez uno de los departamentos más golpeados por el narcotráfico.
Por información sobre su paradero hay una recompensa de 200 millones de pesos, y varias agencias de los Estados Unidos trabajan en fuertes procesos para llevarlo ante cortes federales.
Pero no se trata de un ‘narco purasangre’. Yepes, que está entre los 35 y los 40 años, está señalado de ser el gran cerebro de la producción y comercialización de heroína en Nariño y es, a su vez, el comandante del frente Comuneros del Sur del Eln.
Contra él hay una orden de captura vigente por homicidio en persona protegida, rebelión y narcotráfico. Los dos primeros cargos tienen que ver con su trayectoria delictiva de más de 20 años en el grupo armado. Y el último, con una misión a la que está dedicado en los últimos meses: mantener el control de las 300 hectáreas de amapola que hay en la región y seguir presionando a las comunidades indígenas para que cultiven la flor y se mantengan en el negocio ilícito de la extracción del látex.
Inteligencia de Antinarcóticos, que le sigue los pasos, ha establecido que Yepes tiene 204 hombres bajo su mando (la mitad de ellos, en armas) y que ha logrado imponer en la región un régimen de terror que incluso se extiende al otro lado de la frontera con Ecuador.
Según las investigaciones de la Policía, el grupo subversivo está utilizando el vecino país como principal centro de acopio de la heroína, la cual envían a través de los puertos de Manta y Esmeraldas hacia Estados Unidos.
En el país hay, de acuerdo con el Sistema Integrado de Medición de Cultivos Ilícitos, Simci, al menos 462 hectáreas de amapola. El 65 por ciento de los cultivos, unas 300 hectáreas, están en Nariño, y en el vecino departamento del Cauca hay otras 162, que también están en la zona de influencia del Eln, más ahora tras la desmovilización de las Farc. En esas zonas los campesinos e indígenas siembran la amapola entre los cultivos de papa, maíz, quinua y otros de pancoger, para entorpecer la labor de detección y destrucción de las autoridades.
Aunque no hay datos exactos, se ha reportado también producción de amapola en Tolima, Huila, la Sierra Nevada de Santa Marta y en el Meta, donde hay pisos térmicos (de medio a frío) con la humedad requerida para lograr cultivos productivos.
Pese a que hay una reducción de 20 hectáreas con respecto al área detectada en el 2015, las siembras de amapola se multiplicaron por 4 en cuestión de tres años. En el 2013 había 73 hectáreas.
Vamos a impedir el plan de Yepes Mejía de consolidarse como el mayor poder de la heroína
El asunto es todavía más complejo porque, como ha pasado con la coca, los narcos han logrado desarrollar una mayor productividad. Y mientras un kilogramo de cocaína se vende en el país por entre 2,5 y 3 millones de pesos, el de morfina ronda los 12 millones. Y el de heroínase comercializa en más de 17 millones. En las calles de Estados Unidos ese mismo kilo se venderá al menos en 35.000 dólares, más de 200 millones de pesos al cambio actual.
“Las policías de Colombia y Ecuador nos estamos reuniendo constantemente y mantenemos un diálogo fluido para frenarles el paso a los narcos. Y vamos a impedir el plan de Yepes Mejía de consolidarse como el mayor poder de la heroína”, le dijo a EL TIEMPO el general José Ángel Mendoza, director de la Policía Antinarcóticos.
De hecho, en julio pasado se realizaron dos operaciones conjuntas que permitieron la incautación de 28 kilos de heroína en el puerto de Guayaquil y en la ciudad de Durán. Y van tres laboratorios destruidos en los últimos meses a este lado de la frontera.
Lo que ha logrado establecer la Policía es que en la zona rural de Buesaco, Nariño, el Eln construyó laboratorios para la refinación de látex a heroína. Hasta allí, según Inteligencia, llegan rutas ilegales que transportan el anhídrido acético, químico base para extracción del opiáceo.
Al campesino o indígena la guerrilla le paga 1’200.000 pesos por kilo de látex extraído de la amapola, y de cada hectárea cultivada se logran recoger 1,4 kilos de látex. Al año se dan dos cosechas.
La producción total no está cuantificada –se estima en cerca de 1,5 toneladas– y, de lejos, es muy inferior a la de cocaína. Pero su alto precio en las calles y, sobre todo, los estragos en la salud pública que genera su consumo disparan el riesgo, especialmente de transmisión de VIH y hepatitis C por el uso compartido de jeringas.
El opiáceo procesado es transportado en carros particulares o de servicio público con compartimientos doble fondo o caletas que salen hacia Pasto e Ipiales y, de allí, hacia Quito y Guayaquil. También utilizan con frecuencia los 32 pasos fronterizos ilegales para pasar la droga hacia el país vecino.
Mientras la heroína de Nariño casi toda está destinada a la exportación, la del Cauca se destina, en alta proporción, a alimentar el creciente mercado interno de esa droga, la más devastadora por el grado de adicción que genera.
De hecho, las encuestas que han medido el consumo en el país advierten que la producción puede estar subvalorada. Una encuesta del Minjusticia del 2013 encontró que unas 32.000 personas habrían consumido heroína al menos una vez en su vida; mientras más de 7.000 lo hicieron en el último año y la mitad de esa cifra, en el último mes.