Concentración de contratos y despilfarro los males de las CAR

Concentración de contratos y despilfarro los males de las CAR

 

Concentración de contratos y despilfarro los males de las CAR

Fuente: EL TIEMPO (Ver Noticia Original)

Contraloría General encontró pérdidas por 100.000 millones en 10 Corporaciones Autónomas Regionales.

El año pasado, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca, una de las más importantes del país, perdió recursos públicos por 72.000 millones de pesos.

Además, esa corporación ha venido concentrando la contratación en 29 contratistas, a los que en cinco años les dio contratos por más de 229.395 millones de pesos. Uno de los empresarios, incluso, llegó a recibir 24 contratos en los que le entregaron 7.886 millones de pesos.

El caso de la CAR de Cundinamarca muestra que, pese a los cuestionamientos, las corporaciones autónomas regionales (CAR), que son las autoridades ambientales más importantes en las regiones, siguen persistiendo en las irregularidades por las que cada año se pierden millonarios recursos.

La poca pluralidad de contratistas, los pobres resultados en la protección medioambiental y las obras de baja calidad son algunos de los males que persisten en las CAR, instituciones que manejaron el año pasado un presupuesto de 4 billones,y sobre las que la Contraloría ha insistido en una reforma para quitarles su autonomía.

El organismo de control fiscal hizo una evaluación en la que detectó que en 10 de las CAR más importantes del país hubo pérdidas en el 2017 por 100.000 millones de pesos,el 72 por ciento en la de Cundinamarca.

Aunque las normas dicen que las licitaciones deben ser la regla general en las contrataciones, el 90 por ciento de contratos en esa corporación (7.037 contratos entre el 2013 y el 2017) se hicieron de forma directa, y solo un 6,29 por ciento se hicieron por licitación pública.

Otro problema de esa CAR es que pese a las millonarias inversiones que ha hecho en las plantas de tratamiento de aguas de Apulo, Facatativá, Madrid y Sesquilé (Cundinamarca), esos proyectos tienen fallas en sus estudios y diseños, y se encontraron ‘elefantes blancos’.

En el caso de Facatativa y Apulo, la Contraloría detecto que “después de varios años de suscritos los procesos contractuales, no prestan servicio alguno”. Esto pese a que, por ejemplo, en el caso de la planta de Apulo el convenio se firmó desde el 2013 y se invirtieron 3.500 millones de pesos.

Pero la obra de la CAR de Cundinamarca que más preocupa es la del megaproyecto del río Bogotá, en la que se han invertido millonarios recursos pero sigue sin cumplir con requisitos técnicos en sus jarillones y obras de paisajismo.

Otra CAR por la que hay alertas es la del Valle. La Contraloría determinó que aunque el Gobierno desde hace años le dio 1,2 billones de pesos para descontaminar el río Cauca, ha venido invirtiendo esos recursos en el sistema financiero.

“Es claro que la Corporación del Valle perdió su horizonte misional al convertirse más en una corporación financiera que busca la generación de rendimientos económicos, descuidando así su objeto social”, dice la Contraloría.

Otro caso es el de Cortolima, que, por una gestión deficiente, no logró el cobro coactivo por sanciones ambientales de 1.100 millones ni cobró 1.300 millones por tasa de uso de agua. Ese mismo problema se encontró en Corpocesar, que tampoco cobró el impuesto de uso de agua por 3.000 millones de pesos al no expedir facturas para notificar a los usuarios.

Las CAR tampoco están cobrando la tasa retributiva, pues la del Cauca dejó de hacer cobros por 2.566 millones y la de Risaralda, por 520 millones.

 

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