Al parecer delinquían desde la Costa Pacífica hasta el Golfo de Urabá
Un juez de control de garantías de Buenaventura (Valle del Cauca) impuso medida de aseguramiento contra tres suboficiales y tres infantes de marina de la Armada Nacional, como presuntos responsables de concierto para delinquir, tráfico de estupefacientes y fabricación, tráfico y porte ilegal de armas de fuego.
Con la decisión judicial fueron cobijados los cabos primeros Rafael Luna Álvarez, Luis Felipe Espino Zagabalo, así como los infantes Jhon Henry Ramos Montaño, Héctor Yesid Riascos Bolaños y Marino Rivas Hurtado, quienes no se allanaron a los cargos que les imputó la Fiscalía General de la Nación. Los procesados llevan entre 8 y 12 años vinculados a la fuerza naval.
De acuerdo con la investigación adelantada por la Dirección Seccional de Fiscalías de Antioquia, estos servidores de la Amada Nacional estarían delinquiendo desde el año 2015 entre el puerto de Buenaventura (Valle del Cauca), el departamento de Chocó y Golfo de Urabá, aliados con una estructura criminal existente en el municipio de Docordó ubicado en el Litoral San Juan del departamento de Chocó.
La organización es liderada por un sujeto conocido con el alias de Cholo, quien perteneció a la guerrilla de la Farc y actualmente presenta nexos con ELN y la estructuras criminales Los Rastrojos, con injerencia en los departamentos de Chocó y Valle del Cauca. Se dedican principalmente al cultivo ilícito de hoja de coca y a su posterior procesamiento de alcaloides, para exportarlos hacia los países del Norte y Centroamérica, en lanchas rápidas o buques de gran calado.
Al parecer los investigados eran los encargados de suministrar información operacional e indicar la ubicación de las lanchas de la Armada Nacional o sitios donde ejercen control marítimo, para facilitar a las estructuras criminales el tránsito y transporte de la cocaína. También estarían vendiendo las armas de fuego y municiones adquiridas ilegalmente, así como el combustible y los repuestos de motores fuera de borda, los cuales hurtaban de los talleres y vehículos de la Institución.
Estas capturas fueron realizadas por el CTI Seccional Antioquia y miembros de contra inteligencia de la Armada Nacional, luego de una investigación de más de 18 meses en la que un agente encubierto logró infiltrar la organización y recopilar material probatorio, entre los que se encuentra videos, audios, fotografías, munición incautada y declaraciones juradas. Igualmente se interceptaron más de trece líneas telefónicas que dejaron en evidencia las acciones delictiva
