El esmeraldero Horacio Triana quiere que la JEP lo acepte

El esmeraldero Horacio Triana quiere que la JEP lo acepte

El esmeraldero Horacio Triana quiere que la JEP lo acepte

Fuente: EL ESPECTADOR (Ver Noticia Original)

El esmeraldero Horacio de Jesús Triana Romero, condenado a 14 años y medio de prisión en Estados Unidos por narcotráfico, lleva dos años esperando que la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) resuelva su solicitud de sometimiento.

En la Sala de Definición de Situaciones Jurídicas, instancia de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), hay más de mil procesos en trámite. Es decir, más de un millar de solicitudes de sometimiento que se deben aprobar o rechazar. En ese tumulto de peticiones se encuentra un nombre íntimamente ligado a la violencia que ha brotado en la zona esmeraldera de Boyacá (conocida también como la guerra verde), que, ahora desde Estados Unidos, espera que la justicia transicional que nació del Acuerdo de Paz con las Farc le indique si lo admite o no: Horacio de Jesús Triana Romero, quien remitió a la JEP su sometimiento “en calidad de tercero”, desde 2019.

La inédita petición, que hoy divulga El Espectador, fue enviada a la JEP el 30 de septiembre de 2019 y desde entonces no ha tenido respuesta. Ese fue el año en que la justicia transicional llegó a tal nivel de congestión que el Consejo de Estado se vio obligado a hacerle un fuerte llamado de atención, el cual ocasionó que la JEP creara un programa especial de trabajo para resolver los miles de casos que aguardaban respuesta. El mismo día en que Triana envió su solicitud, la Secretaría Ejecutiva de la JEP confirmó que esa manifestación de sometimiento quedaba en manos de la mencionada Sala, la cual, por estar en suspensión de términos por Semana Santa, no pudo contestar las dudas de este diario sobre el tema.

Horacio de Jesús Triana Romero es uno de los nombres más representativos en el universo colombiano de las codiciadas esmeraldas. Pasó décadas haciendo alianzas con unos y otros —como los miembros del clan Rincón Castillo o Víctor Carranza— para sobrevivir en ese hostil ambiente. Triana hizo parte de quienes dieron con la mina de Cunas, ubicada en el occidente de Boyacá, y se adueñaron de su explotación. El descubrimiento de esta mina reconfiguró el panorama de las esmeraldas en Boyacá y llevó, como suele suceder, a enfrentamientos y vendettas que terminaron en la captura del propio Triana, en abril de 2016, por intento de homicidio.

El atentado con el que la Fiscalía relacionaba a Triana era el cometido contra otro zar de las esmeraldas llamado Jesús Hernando Sánchez, antiguo socio de Víctor Carranza que sobrevivió a los nueve disparos que le propinó un sicario en un centro comercial en Bogotá el 10 de octubre de 2012. “Carranza y Sánchez sacaron a Triana de la mina de Cunas, lo que explicaría el atentado de Triana contra Sánchez”, le dijo a este diario Petrit Baquero, uno de los historiadores que más ha investigado sobre la guerra verde en el país. El atentado se ejecutó seis meses antes de que Carranza, cuyo nombre estuvo íntimamente ligado al surgimiento del paramilitarismo en Boyacá, muriera de cáncer

La justicia nunca pudo probar los presuntos nexos entre Carranza y las autodefensas. Pero, según Baquero, tal vez por ahí se explique la oferta de información con la que podría llegar Triana a la JEP, pues, explica, “en la génesis del paramilitarismo se ha mencionado mucho a los esmeralderos”. Según cuenta Baquero, Triana era un esmeraldero de un perfil más bien bajo hasta el descubrimiento de la mina de Cunas y fue, a su vez, “artífice de la llegada de las AUC del Alemán. No fueron las de Luis Eduardo Cifuentes, alias el Águila (que eran herencia de Gonzalo Rodríguez Gacha) ni las de Arnubio Triana Mahecha, alias Botalón(herencia de las autodefensas de Puerto Boyacá de Henry Pérez). Fue el Alemán”.

Triana, hasta ahora, no ha presentado en la JEP ningún plan de verdad. Y, como no ha firmado acta de compromiso, no ha dicho de forma “concreta, programada y clara” la manera como contribuirá a la verdad y a otros derechos de las víctimas, como el de reparación y el de garantías de no repetición, que es lo que exige la jurisdicción especial. Esta, a su turno, tendrá que analizar si los hechos sobre los cuales propondrá hablar Triana tienen que ver con el conflicto armado interno que azotó a Colombia durante más de cincuenta años, bien sea de forma directa o indirecta. Su solicitud, además, quedó radicada ocho meses después de haber sido extraditado a los Estados Unidos.

La investigación contra Triana apuntaba a que él y los demás mencionados, entre 2002 y 2015, conspiraron con otros en Colombia, Venezuela, México, República Dominicana y Haití para llevar estupefacientes a Estados Unidos. En el documento de aceptación de cargos con la Fiscalía estadounidense, Triana se declaró culpable de ello y recibió una pena de catorce años de prisión, pero, además, empezó a cooperar con las autoridades de ese país, al punto que en septiembre de 2020 ya había obtenido un primer rédito palpable por sus delaciones: la Corte pidió al sistema carcelario que el esmeraldero fuera trasladado al sur de la Florida “para estar lo más cerca posible a su familia”.

En los papeles de la Corte del Sur de Florida quedó consignado también que Triana tiene prohibido relacionarse en modo alguno con Pedro Orejas, José Rogelio Nieto Molina o Gilberto Rincón Castillo mientras esté en libertad condicional. Aunque, como ha reportado este diario, Triana aceptó decir lo que sabía en Estados Unidos bajo la condición de que su hijo, Yerson Stiven Triana, quedara libre de cualquier proceso penal en ese país. Esa fue una victoria parcial, pues Yerson Stiven Triana quedó libre en agosto de 2020 por vencimiento de términos, pero tiene pendiente una audiencia de lectura de acusación por crímenes asociados a una estructura sicarial del Sanandresito de la 38, en Bogotá.

El gremio esmeraldero está nervioso con la disposición de Triana a entregar información tanto en Estados Unidos como en Colombia. Fuentes le han contado a este diario que hay pánico de que esas confesiones sean la chispa que prenda la mecha de una nueva guerra verde, pues varios empresarios de la piedra preciosa, los grupos paramilitares y el narcotráfico han andado de la mano por años y, ahora, más de uno cree que “don Horacio” los está vendiendo. ¿Qué plan de verdad ofrecerá Horacio de Jesús Triana Romero a la JEP? ¿Tendrá un nexo suficiente con el conflicto como para admitir su sometimiento ante esa justicia transicional? Eso está por verse.

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