De jornalero en Cali a capo del narcotráfico en Perú: la historia de Alejandro Arzayúz, uno de los delincuentes más buscados en ese país, quien traficaba toneladas de coca a Europa
De jornalero en Cali a capo del narcotráfico en Perú: la historia de Alejandro Arzayúz, uno de los delincuentes más buscados en ese país, quien traficaba toneladas de coca a Europa
Fuente: SEMANA (Ver Noticia Original)
Esta es la historia de un colombiano que se asoció con empresarios del transporte en Perú para traficar cocaína hacia España. Durante años fue uno de los hombres más buscados en el país inca.
SEMANA revela la insólita historia de un humilde jornalero caleño que llegó a concertarse con empresarios de la industria del transporte en Perú para traficar toneladas de cocaína desde ese país hacia España entre 2017 y 2018.
Se trata de Alejandro Arzayús Serrano, uno de los principales protagonistas en el complejo expediente de los Empresarios, nombre con el que la Policía Antidrogas del Perú bautizó a un grupo de prósperos comerciantes del transporte que pusieron sus negocios en manos del hampa para traficar droga. Usaban sus vehículos para transportar la coca, que luego era enviada a Europa en barcos con mercancía contaminada.
Todo empezó en febrero de 2017 cuando Arzayús Serrano llegó como un turista más al Perú. Sin embargo, desde que puso un pie en Lima tenía más que claros sus planes, que estaban muy lejos de conocer lugares turísticos, la historia del imperio inca o las ofertas gastronómicas.
Arzayús buscó a personas para proponerles una próspera y criminal alianza. Fue así como llegó al negocio de Fernando Andrés Negrón Querzola, un respetado empresario del transporte que estaba aumentando su poder y prestigio en la capital peruana. Tras varias reuniones, logró que los camiones de la compañía y otros negocios fueran utilizados para el transporte y almacenamiento de la droga.
Así apareció en escena otro empresario, Rolando Baltodano Cueva, la mente encargada de darle vida a la empresa criminal de Arzayús, según reseñó la investigación de la Fiscalía contra el Crimen Organizado. El primer cargamento, a modo de prueba, fue enviado en marzo de 2017 hasta el puerto de Algeciras, España, en una carga falsa de filetes de merluza. Tras el éxito, Arazyús Serrano buscó a otros colombianos con el fin de expandir la organización y el tráfico de cocaína en el Perú.
De este modo, el empresario Negrón Querzola puso a disposición varias de sus haciendas para el almacenamiento de la droga. A fin de imprimirle su sello, la banda de los Empresarios marcó sus cargamentos con los rostros de dos de los más poderosos capos de la historia del narcotráfico: Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán y Pablo Escobar Gaviria.
Durante años, la organización utilizó casi que las mismas rutas, desde la provincia de Huallaga, en el norte del Perú, hasta el emblemático e imponente valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, con camiones de propiedad de las empresas fachada de Negrón Querzola.
La felicidad para Arzayús y sus cómplices terminó tras un extenso operativo de seguimiento a los colombianos que se movilizaban en lujosos vehículos en los barrios Miraflores y San Borja, de Lima, hasta la vereda de Chancay con los cargamentos de cocaína para ser almacenados en las haciendas de Nerón Querzola.
Las autoridades los ubicaron mientras intentaban transportar un cargamento de una tonelada de cocaína avaluado en 45 millones de dólares. De inmediato, como un castillo de naipes, cayó la organización trasnacional que se expandía rápidamente y mandaba cocaína a Europa por toneladas. Fue el 28 de mayo de 2018.
El operativo fue realizado por los integrantes de la División de Investigaciones Especiales (Divinesp) de la Dirandro, en un fundo ubicado en el kilómetro 94 de la Panamericana Norte, en el distrito de Chancay, luego de cuatro meses de labor de inteligencia. El 30 de mayo de 2018, el mismo presidente del Perú, Martín Vizcarra, en compañía de su ministro del Interior, Mauro Medina Guimaraes, anunciaron con bombos y platillos la detención de los dos empresarios peruanos y los colombianos.
En el expediente de los Empresarios, al que tuvo acceso SEMANA, se señala a Arzayús Serrano como “coautor” del delito de tráfico ilícito de drogas agravado, “ya que en su condición de integrante de una organización criminal dedicada al tráfico ilícito de drogas, entre el mes de 2017 y mayo de 2018, habría efectuado coordinaciones para ejecutar el capio (envío) y acondicionamiento de la droga”.
Las acciones lideradas por Alfaro, como era conocido en la organización criminal, se realizaron en “el fundo (hacienda) Santa María, ubicado en Chancay, provincia de Huaral, departamento de Lima, para su posterior exportación con apariencia lícita de producto hidrobiológico de merluza congelada”.
Igualmente, según reza en los documentos de la Fiscalía Tercera Supraprovincial Corporativa Especializada contra la Criminalidad Organizada del Perú, esta organización estuvo vinculada con la tenencia de armas de fuego y falsificación de documentos públicos, acciones con las que extendieron su palmarés criminal.
Arzayús, quien estuvo prófugo de las autoridades peruanas por seis años, uno de los hombres más buscados por la Policía, fue capturado el 25 de abril de 2024 por agentes del CTI de la Fiscalía en Cali cumpliendo una “notificación roja publicada por solicitud de autoridades judiciales de la República del Perú”, tras ser requerido por el primer juzgado de investigación preparatoria nacional de la Corte Superior Nacional de Justicia Penal Especializada por el delito de tráfico ilícito de drogas agravado.
Para evitar su detención, Arzayús se cambió su nombre por el de David Fernando y empezó a llevar una vida de austeridad, alejado de los lujos que pudo comprar gracias a las ganancias que le dejó el tráfico de drogas y con los que vivía a sus anchas en el país inca. En Colombia, donde era buscado con circular de Interpol, trataba de pasar desapercibido.
El colombiano se enfrenta ahora a una condena de 25 años de prisión de ser hallado culpable en juicio. En 2019, sus cómplices, es decir, los empresarios peruanos, fueron sentenciados a 15 meses de prisión tras llegar a un acuerdo con las autoridades judiciales del Perú. En los próximos días, el presidente de la república deberá firmar la extradición de este caleño de 56 años.